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La Ley de la Transmutación [EXPLICADA AL DETALLE]

La Ley de la Transmutación Explicada al detalle

Hace veinticinco siglos el Señor Buddha declaró: “Todas las cosas compuestas son impermanentes”. Esta afirmación implica que todo en el Universo manifestado está en un estado de flujo. Un movimiento incesante es la naturaleza misma del Mundo. El Tiempo no se detiene; su decursar es incesante y tan rápido que la mente humana no es capaz de captar el momento exacto de su impacto sobre la Vida. El “presente” es como un punto matemático, que tiene posición pero no magnitud, de modo que antes de que la mente pueda comprenderlo ya se ha deslizado en el pasado. Este movimiento constante, descrito como el decursar del Tiempo, parece ser la característica de todas las cosas creadas.

¿Cuál es la naturaleza de este movimiento y hacia dónde se dirige? ¿Es un movimiento planificado, o está desprovisto de todo propósito y significación? La Ciencia física nos habla del orden que penetra todo el esquema del Universo. Algunos pensadores científicos nos hablan de un “gran designio” en la Naturaleza. Que existe un “reino de la ley”, tanto en las expresiones microscópicas como macroscópicas del Universo, es un hecho reconocido por la Ciencia moderna. Toda la búsqueda de la Ciencia física es en la dirección de descubrir una unidad detrás de la diversidad del fenómeno mundial. El Dr. Albert Einstein creía en una simplicidad fundamental en el corazón del Universo físico; por tanto, el trabajo de toda su vida fue establecer las diversas leyes de la Naturaleza en una armazón de sencilla unidad. Todo el movimiento de la Naturaleza, con sus minadas de formas, parece ser una expresión do una ley fundamental. Esta es la Ley de la Evolución o la Ley de la Transmutación.

La Evolución es uno de los postulados establecidos de la ciencia moderna. Herbert Spencer describía la Evolución como un cambio progresivo en cualquier forma, desde un “estado de homogeneidad incoherente hacia otro de heterogeneidad coherente de estructura y función”. Este movimiento hacia mayor complejidad de estructura, pero, al mismo tiempo, hacia una acrecentada coherencia entre las partes, ha de verse en todos los niveles de la Existencia — en la vida vegetal, animal y humana. En otras palabras, parece que este movimiento es universal en la Naturaleza. Puede describirse como e) proceso de la transformación. Nada permanece estático, todo se está moviendo —aparentemente— para convertirse en algo.

Así, la Ley de la Transmutación —descrita por la Ciencia como la Ley de la Evolución— es la más fundamental de la Naturaleza. No es exageración decir que es la ley única y la sola ley que existe en el Universo. Todas las otras leyes no son más que principios que describen las operaciones de esta Ley Una. La Evolución es el tema central en la historia del Universo. Esta es, en verdad, la unidad simple que yace en el corazón de todos los procesos de la Naturaleza.

La Ley de la Evolución es el campo de estudio e investigación en la Ciencia física moderna. Casi desde su primera enunciación por Charles Darwin, se ha convertido en el punto central alrededor del cual han crecido los posteriores descubrimientos científicos. Hoy ella proporciona un hilo unificador para las antiguamente dispersas informaciones de la Ciencia física. Esta Ley de la Evolución es también el tema principal de la Teosofía moderna. Todos sus postulados derivan su validez de este hecho fundamental de la Evolución. Es cierto que la Teosofía moderna habla de las leyes de la Reencarnación y del Karma, pero ellas están más en la naturaleza de descripciones de la actuación de la fundamental Ley de la Evolución que de leyes independientes por sí mismas. En verdad, la Reencarnación y el Karma no tienen propósito o significado por sí mismos; ellos tienen significado únicamente en términos de la Evolución. En otras palabras, es la Evolución la que da ellos propósito y significación. Sin el fondo de la Evolución, la Reencarnación parecería ser una mera repetición o reproducción de lo mismo o de formas similares. El Karma, también, nos parecería una actividad sin objetivo. La Evolución es, verdaderamente, el flujo imperceptible detrás de los incidentes y patrones de comportamiento que la Reencarnación y el Karma representan. Si la Reencarnación representa condiciones objetivas de la Vida, el Karma está relacionado con la reacción subjetiva hacia esas condiciones; y la línea de evolución es la interacción entre el sujeto y el objeto. Cuando esta interacción está en armonía con las tendencias de la Naturaleza, la Evolución se produce equilibradamente; cuando está en desacuerdo, la marcha evolutiva está llena de pruebas y tribulaciones que causan dolor y sufrimiento. ¿Cómo puede uno saber que la interacción entre el sujeto y el objeto es correcta? ¿Qué se quiere decir con que la interacción esté en armonía con la Naturaleza? Es aquí donde surge la necesidad de que comprendamos el propósito y significado de la Ley de la Evolución o el proceso de la Transmutación.

Para descubrir el significado de algo, debemos tener en la mente dos factores. Ellos son: la imaginada significación y el significado real o intrínseco. Esta imaginada significación es una construcción mental » una teoría o interpretación desarrollada por la mente. La mente humana tiene fundamentalmente dos características: análisis y síntesis. El aspecto analítico de lamente está relacionado con un detallado examen de las partes: el estudio de los objetos y los incidentes aisladamente. El aspecto sintético de la mente trata con la recolección de todas las partes para formar un patrón o armazón. Es una tentativa de la mente para reunir las partes separadas. Por este proceso la mente está, como si dijéramos, creando un producto sintético; un todo mecánico en el que las partes han sido unidas. Hecho esto, la mente trata de dar un significado a las partes en término de este todo que ella ha creado. Esta es, verdaderamente, la significación imaginada de una cosa o un incidente. Un significado imaginado es solamente una teoría o una interpretación de la mente. Tiene que sor mantenido por la fuerza, porque una y otra vez se quiebra, ya que solamente representa un todo mecánico.

Existe una gran diferencia entre una teoría y una ley. Una ley es una descripción del hecho, mientras que una teoría es una construcción de la mente. Y así, una ley nos capacita para anticipar los movimientos de los hechos, mientras que una teoría nos conduce a esperar que el futuro suceda únicamente en términos de nuestras propias proyecciones mentales. En otras palabras, una teoría nos hace ver aquello que queremos ver; pero una ley es un resultado de “la recta percepción de las cosas objetivas” y, por tanto, basada sobre los hechos de la Vida. Y el significado real o intrínseco de una cosa, o de un suceso, puede ser comprendido únicamente cuando es visto como un hecho. Solamente por la percepción de los hechos puede descubrirse el significado real. En la percepción de los hechos, las partes están integradas; ellas no tienen que ser reunidas en un patrón de unidad artificial.

¿Es la Evolución una ley o una teoría? ¿Es una construcción mental en cuyos términos se busca que la Vida sea artificialmente interpretada? ¿O es una anticipación de los movimientos de la Vida, que surge de la percepción de los hechos? Si es esto último, ¿cómo se ha de descubrir el significado real de la Evolución?

Si la Evolución es un proceso de Transmutación, hay dos aspectos que deben ser señalados. Son denominados corrientemente la evolución de las formas y la evolución de la conciencia; la primera se relaciona con el aspecto estructural de la Evolución; la segunda, con el funcional. En el estudio estructural de la Evolución, el énfasis especial está sobre la diferenciación y especialización de los órganos, mientras que en el estudio funcional el tema principal es la integración de las funciones. En el primero, la atención se vuelve hacia la observación y el examen de las partes, mientras que en el último, la unidad de la Vida es percibida como un todo. En el estudio estructural, el proceso de la Transmutación es observado con referencia tanto a las formas físicas como a las súper físicas. En el estudio funcional, el proceso de la Transmutación es observado o examinado en los niveles psicológicos o espirituales. Así, la Estructura y el Espíritu son los dos aspectos del estudio evolutivo la Estructura relacionada con las formas y el Espíritu con su contenido psicológico.

En cualquier estudio serio de la Evolución es necesario tomar en consideración los hallazgos de la Ciencia moderna. Sobre el tema de la Evolución la Ciencia moderna está hoy ampliamente dividida en dos grupos: Darwinistas y neo—Darwinistas. Para Darwin, la clave para la comprensión de la Evolución era la Variación. Cuando miramos al mundo, vemos innumerables tipos de vida vegetal y animal. En el curso de crecimiento y desarrollo son guiados por dos factores: la Herencia y la Variación. La Herencia representa hechos en la Evolución, establecidos y bien adaptados, que son transmitidos de generación en generación. Si la Herencia fuera el único factor que guiara y moldeara la corriente evolutiva, no podría haber cambio en las formas evolucionantes. La Evolución se mostraría solamente como una
repetición y una reproducción de las mismas formas. Pero vemos el cambio y la variedad en todas partes en las formas de la planta, del animal y del humano. ¿De dónde provienen estos cambios y variaciones? Como notamos anteriormente, la Herencia representa una adaptación o ajuste de una unidad de vida a un ambiente particular. Si el ambiente permanece inalterable, la continuidad de las formas adaptadas también permanece imperturbada. Pero el ambiente externo cambia constantemente, debido a los terremotos, las inundaciones, las alteraciones climáticas o las condiciones creadas por agentes humanos. Cuando hay cambios en el ambiente, la unidad de vida, que estaba hasta ahora bien adaptada; se perturba. Entonces comienza para ella una lucha por la existencia. Debe descubrir un nuevo punto de adaptación, o estar presta para ser eliminada de la existencia. En esta lucha por la existencia, la Naturaleza mantiene su atención sobre las unidades de vida que están luchando contra el alterado ambiente. Es aquí que el factor de la Selección Natural, tan prominente en las teorías del Darwinismo, tiene lugar. En la lucha por la existencia, la Naturaleza hace una selección de aquellas unidades de vida que han demostrado adaptabilidad en relación con el nuevo ambiente. Son estas unidades de vida las que sobreviven, siendo las más aptas en la nueva esfera de adaptación. Las otras unidades de vida mueren lentamente bajo el impacto de las nuevas condiciones ambientales. Su función ha terminado, porque ellas no pueden proseguir más en la corriente de la evolución. Las unidades de vida recién adaptadas constituyen la variación, causada por la lucha por la existencia y por la Selección Natural.

Debiera notarse, sin embargo, que esta variación tiene lugar dentro de la esfera de la continuidad evolutiva. No es un cambio fundamental en la Especie, sino solamente una modificación en el estado anterior. Al efectuar una nueva adaptación al ambiente alterado, la unidad de vida se desvía lo menos posible de sus hábitos establecidos. Y así, si la Herencia representa continuidad en la Evolución, la Variación denota continuidad modificada. La Variación es, en verdad, el producto de “los caracteres adquiridos”. Hoy día es reconocido más o menos por la Ciencia física que los caracteres adquiridos no son transmitidos de generación en gene— ración. En otras palabras, la Variación no afecta a la Herencia — prácticamente no produce alteración en la composición de los factores hereditarios. Julián Huxley dice, escribiendo sobre el tema:

          El resultado principal, de enorme importancia no sólo para la procreación de             animales y plantas, sino también en sus aplicaciones a la herencia humana, es que los llamados “caracteres adquiridos”, en otras palabras, las modificaciones causadas por el medio ambiente, y aquellas resultantes del uso o desuso de los órganos, o bien no son heredadas en lo absoluto, o lo son en un grado tan pequeño como para no ser de grande importancia en la herencia y la evolución.

Así, las variaciones, que resultan de cambios ambientales que producen uso o desuso de órganos, son meras modificaciones dentro de la continuidad hereditaria de una unidad de vida. Constituyen solamente ligeras alteraciones en los hábitos de un organismo, y, por tanto, no sonde importancia fundamental en la Evolución. La Variación no produce nuevas características heredables. Ellas representan continuidad modificada en los predios de la Evolución.

Pero, si los nuevos factores heredables no son creados, ¿cómo va a proseguir la Evolución? Ningún cambio fundamental ocurrirá en la Evolución, y así el arribo de una especie totalmente nueva está descartada. La Variación, actuando en el nivel de la modificación, traerá solamente alteraciones superficiales en cualquier tipo particular de vida. Si la Variación fuera el único cauce abierto, no existiría la emergencia de un nuevo tipo de vida. Porque el nuevo tipo de vida implica un cambio en los mismos factores constituyentes de la Herencia. G.N. Ridley, en su libro El Hombre estudia la Vida, declara:

 La Selección Natural, actuando sobre las llamadas variaciones continuas que se encuentran en cualquier población de una sola especie puede solamente producir características particulares dentro de los límites del material hereditario disponible, después de lo cual termina su influencia. Esto quiere decir que debe haber de tiempo en tiempo nuevas propiedades o características heredables que surjan de alguna forma en los miembros de la especie, si es que ha de producirse alguna evolución.

Aquí penetramos en la esfera del Neo—Darwinismo, que no considera la Selección Natural y, por tanto, la Variación, como un factor fundamental de la Evolución. Encontramos que en el curso de millones de altos, nuevos tipos de vida han venido a la existencia desarrollando nuevas propiedades hereditarias, que son transmitidas de generación en generación. Es completamente claro que la clave para la comprensión de la Evolución yace en este factor por el cual nuevos tipos vienen a la existencia. En otras palabras, en necesario explorar el fenómeno de las variaciones heredables si es que vamos a comprender el significado de la Evolución. Es en la alteración de los factores hereditarios que debemos buscar la emergencia de nuevos tipos de vida. Tal alteración en la constitución hereditaria es llamada “desviaciones” o “mutaciones” en el lenguaje de la Biología moderna. Según G.N.Ridley. “el biólogo moderno ve en las mutaciones las materias primas del progreso evolutivo.”

¿Qué es una mutación y cómo tiene lugar? La Mutación ha sido descrita como una variación descontinuada. En otras palabras, el elemento de la discontinuidad es uno de los factores más importantes que constituyen una mutación. Julian Huxley dice:

Podemos ahora teóricamente, y en muchos casos verdaderamente, distinguir definidamente entre las “mutaciones” que son debidas a cambios en la constitución del animal — en los factores hereditarios mismos — y las “modificaciones” (o variaciones) que son debidas al medio ambiente, y producen que la misma constitución se desarrolle en un modo diferente de lo normal.

Y así, mientras que la Variación es solamente una modificación, una simple fluctuación que opera en los predios de la continuidad hereditaria, la Mutación es un cambio fundamental que afecta la constitución misma de la unidad de vida, y así forma una discontinuidad en la Variación. Una mutación es sin duda una variación, pero de un tipo discontinuo, a causa de una alteración en los factores hereditarios.

Es innecesario decir que la Mutación no es el producto de una adaptación gradual a un nuevo ambiente. Esa adaptación gradual es la característica de la Variación. La Mutación se describe como “el arribo repentino y espontáneo de una nueva especie”. Así, lo repentino y la espontaneidad son factores importantes que deben ser notados en una mutación. Mientras que en la Variación la Naturaleza se mueve a lo largo de una línea de continuidad, en la Mutación ella da saltos — y son estos saltos los que hacen posibles los cambios fundamentales en la Evolución. George Gamow, en su libro Uno. Dos, Tres… el Infinito, menciona que “los cambios hereditarios espontáneos en los organismos vivientes, siempre tienen lugar en la forma de saltos discontinuos conocidos como mutaciones”. Son estos saltos o “brechas entre las especies” los que contienen la clave para la comprensión de la Evolución, porque es en estas grietas donde se inician las nuevas líneas de crecimiento. Para decirlo de otra manera, el secreto de la Evolución está no en la continuidad sino en la discontinuidad. Dice Julian Huxley:

…el cambio espontáneo o la mutación de factores simples ha sido, y es aún probablemente, la fuente más importante de las nuevas partidas, sin la cual la Evolución no podría tener lugar.

Los nuevos derroteros que vemos en la Evolución, en todas las etapas de la vida de la planta y del animal, son obviamente debidos a mutaciones o variaciones discontinuas. Es un hecho aceptado que la Naturaleza da saltos en su marcha evolutiva, y es en estos saltos—y solamente en ellos—donde se puede descubrir el origen de las especies. Puede decirse aquí, que mientras las variaciones se relacionan con los cambios cuantitativos en la Evolución, las mutaciones se relacionan con las transformaciones cualitativas en las especies. En las modificaciones producidas por la Variación, las diferencias son solamente de grado. En las mutaciones, sin embargo, las diferencias son de una clase que dan nacimiento a nuevos tipos de vida.

En la Naturaleza existen tanto mutaciones menores como mayores. Mutaciones menores son aquellas que ocurren dentro del mismo Reino de la Naturaleza — por ejemplo, la emergencia de los pájaros y los mamíferos de los reptiles —, mientras que mutaciones mayores son aquellas que producen tales movimientos evolutivos como la emergencia de la vida animal del reino vegetal, o el arribo de la humanidad desde las formas animales de la Vida. Ambos son, en verdad, saltos o variaciones descontinuadas, con cambios fundamentales en sus constituciones hereditarias.

El asunto que debe interesarnos aquí es: ¿cómo tienen lugar las mutaciones? Como quiera que en las mutaciones hay una alteración en la constitución hereditaria de un organismo, la Ciencia moderna está enfrascada en el problema de cómo alterar esta constitución hereditaria a voluntad. Julian Huxley, sin embargo, dice que “en el presente no sabemos cómo producir mutaciones”. George Gamow describe la Mutación como un “fenómeno misterioso de la vida”. Al par que es cierto que las mutaciones no pueden producirse a voluntad, según la posición científica presente los organismos cambia. dos pueden ciertamente ser estudiados. Los estudios científicos en estos organismos cambiados han revelado algunos hechos muy interesantes.

Ante todo, las mutaciones son repentinas y espontáneas. No existe la graduación en relación con ellas, de modo que no puede haber una preparación consciente para su llegada. De hecho, el esfuerzo consciente del hombre no tiene participación en el acontecer de este misterioso fenómeno. Además, una mutación sin variación es exactamente un capricho de la Naturaleza, y no tiene significación en lo absoluto para el movimiento evolutivo. Una mutación variable es, en verdad, el punto de partida de una nueva línea de progreso evolutivo a causa de su capacidad para transmitir los factores alterados de generación en generación. Es una variación discontinua—discontinua porque afecta la continuidad hereditaria; y variación, porque produce nueva propiedad heredable que ha de pasar de una generación a otra. Una variación que surja de cambios ambientales, y, por tanto, por un proceso gradual, no afecta la herencia. Sus características adquiridas no son heredables. Así, una mutación no es solamente repentina y espontánea, sino que es la punta de lanza de un nuevo movimiento evolutivo—el creador de una nueva especie.

Existe otro factor sobre las mutaciones que es muy interesante notar, y es que ellas surgen en organismos sin prestancia. Es un hecho aceptado que las mutaciones no aparecen entre los organismos bien adaptados y estables. Ellas no emergen de lo que puede llamarse las unidades triunfadoras de la Vida. De hecho, ellas surgen en organismos que son rechazados, como si dijéramos, por los Constructores, y sin embargo, ellos finalmente se convierten en las piedras angulares, porque solamente los organismos cambiados son los que pueden llevar adelante una corriente evolutiva particular. Las unidades triunfadoras de la Vida, por estar bien adaptadas al ambiente, conducen esa línea evolutiva hacia un final. Ellas avanzan hasta un lugar y allí se estancan. Durante su línea de continuidad ellas dominan el escenario de la Evolución. Pero, como no pueden producir nuevas propiedades heredables, se convierten tan sólo en las memorias de un pasado desvanecido. Mientras que un organismo insignificante, desapercibido para las criaturas bien adaptadas y triunfadoras, adelanta la corriente de la Evolución a consecuencia de su presteza para recibir las mutaciones, las obras maestras de la adaptación se convierten, a su debido tiempo, en los “desechos” de la Evolución. Es a través de las insignificantes unidades de la Vida que surgen las grandes transformaciones requeridas para el nacimiento de una nueva especie y, por tanto, para un avance evolutivo.

Aquí puede surgir una pregunta: ¿Es la adaptación al ambiente, perfecta y feliz, i.in obstáculo para la emergencia de las mutaciones? Le Comte du Nouy, en su libro El Destino Humano, dice:

No es el ser bien adaptado a su ambiente el que contribuye a la Evolución. El sobrevive, pero su mejor adaptación lo elimina del progreso ascendente, y solamente contribuye a aumentar el número de las especies estancadas que pueblan la Tierra. Que esa suavidad de la adaptación puede ser un obstáculo al avance posterior es ilustrado por los gusanos de arena del período Pre—Cambriano, los que lograron una adaptación maravillosa con su ambiente, y después, por no tener razón para una posterior transformación de sí mismos, subsistieron casi sin un cambio por cientos de millones de años. Uno de es tos gusanos, sin embargo, continuó su desarrollo, porque estaba menos bien adaptado que los demás y, probablemente, poseía una especie de inestabilidad que no constituía una ventaja en esa época, pero la que condujo a mayores cambios y pudiera ser llamada “inestabilidad creadora”. Este gusano, menos perfecto como gusano, puede haber sido nuestro antecesor.

El mismo autor dice en otra parte que “la Evolución sólo puede proseguir a través de sistemas u organismos inestables”. Este es el factor más importante que debe ser notado en relación con la mutación: que surge en organismos inestables. Porque ellos son inestables, están menos bien adaptados y, por tanto, son insignificantes y sin éxito. Es completamente obvio que un organismo inestable resultaría un obstáculo para el avance de la línea de la continuidad evolutiva. Es a causa de esto que la línea de continuidad deja completamente solo un organismo inestable. Mientras tanto, es considerado como un fracaso de la Naturaleza. Lucha en la más completa soledad. Y es esta soledad la que, desde un punto de vista, es una ventaja ofrecida al organismo inestable, porque el hombre interfiere menos con esta unidad de la vida que no tiene éxito. Sus experimentos están centralizados en los organismos triunfadores. El organismo inestable no es cultivado por el hombre, y así la Naturaleza está libre y sin trabas para expresarse por él. Así, es cierto que los designios de la Naturaleza pueden percibirse sin distorsiones sólo a través de las mutaciones. La Naturaleza puede producir nuevas líneas de crecimiento en una forma libre a través de los organismos inestables.

Si las mutaciones no son el producto del ambiente, ¿cuál es, entonces, el agente responsable de producir las transformaciones fundamentales? Este es uno de los misterios que la Ciencia no está en disposición de resolver. Como quiera que el ambiente está siendo moldeado por tantos factores — y no es el menor de ellos el esfuerzo humano —, es en las mutaciones donde se refleja claramente la voluntad de la Naturaleza. Si la Variación surge en la atmósfera de la continuidad hereditaria la Mutación tiene lugar en el campo de la discontinuidad, donde la Naturaleza está libre para dar un salto. Este es el movimiento incondicionado de la Naturaleza  no condicionado por los factores de la continuidad hereditaria.

Y así, el propósito y significado de la Evolución pueden ser descubiertos tan sólo en la discontinuidad en los libres y no obstaculizados saltos de la Naturaleza a través de la mutación. La línea de la Transmutación de la Naturaleza puede ser vista en su forma más pura solamente en la Mutación.

Este elemento de discontinuidad está tanto en la esfera de la forma o estructura como en la de la Conciencia. Para la Ciencia física, la Mutación existe sólo en los predios de la discontinuidad estructural, porque ella estudia principalmente la vida de la planta y del animal donde solamente los factores hereditarios físicos han de ser tomados en consideración. Pero, en el campo de la Evolución, tiene también que contemplarse la continuidad de la estructura con la discontinuidad de la Conciencia. La Ciencia física no se percata de esto, ya que ella no está interesada en los problemas de la Herencia Psicológica o con los saltos en la Conciencia. Este es el campo de la evolución humana.

Pero la evolución de las formas, como se estudia en la Ciencia moderna, nos revela un hecho fundamental, y ése es la variación discontinua, que altera la constitución hereditaria de un organismo, siendo la fuerza motora del movimiento evolutivo. No es en la continuidad estructural que podemos descubrir el secreto de la Evolución, sino en la discontinuidad. No es la Variación, sino la Mutación, aparentemente súbita y espontánea en organismos inestables y, por tanto, intrascendentes, lo que contiene la clave para la comprensión de la Ley de Evolución. La corriente de la evolución avanza en una forma ininterrumpida, a causa de las nuevas propiedades heredables que aporta la Mutación.

¿Cómo nos ayuda este Principio de la Mutación para facilitar el movimiento de la Naturaleza? ¿Debe el hombre permanecer satisfecho con moverse solamente al paso lento de la Naturaleza? Julian Huxley dice:

 La Evolución parece depender principalmente de la fortuita ocurrencia de toda suerte de mutaciones y la selección y supervivencia de aquellos organismos que poseen las mutaciones que son favorables en la lucha por la existencia. El hombre debe tener como objetivo reemplazar esta maquinaria de lento rendimiento por una más rápida; este proceso ciego y accidental por uno inspirado en un propósito consciente.

Si las mutaciones son súbitas y espontáneas, ¿qué puede hacer el esfuerzo humano consciente para apresurar su llegada? ¿No se interferirá el esfuerzo humano consciente con los cauces de la Naturaleza y evitará completamente el arribo de las mutaciones? ¿O es posible para el hombre anticipar la voluntad de la Naturaleza, capacitándose para acelerar la corriente evolutiva?

Discutiremos estas preguntas en la Parte 2a. de este trabajo, donde nuestra principal preocupación será estudiar las mutaciones psicológicas que surgen en el curso de la evolución del hombre.

La corriente evolutiva toma un giro diferente cuando alcanza la humanidad, porque, en el hombre, el campo de la evolución no es tanto físico como psíquico. Esto no significa que no tengan lugar variaciones físicas en la vida humana. Ellas acontecen, pero son de menor importancia comparadas con los cambios psicológicos. De hecho, el cuerpo físico del Hombre parece estar más o menos fijado, aunque deben de haber alteraciones por las diferencias raciales. Pero, lo que es necesario recordar es que en la evolución del hombre los factores determinantes son psicológicos y no físicos. Le Comte du Nuoy dice en su libro El Destino Humano:

El Hombre es aún un animal en su estructura misma, y ha heredado un gran número de instintos de sus antecesores. Algunos de ellos son aún necesarios para proteger la especie. Sin embargo, también ha traído al Mundo, desde una fuente desconocida, otros instintos e ideas específicamente humanos, que se han hecho abrumadoramente importantes aunque contradigan lo primero, y es el desarrollo de estas ideas, estos nuevos caracteres, lo que constituye la fase verdadera de la Evolución.

El surgimiento de la vida humana es, en verdad, una mutación mayor en el proceso evolutivo. Al producir al Hombre, la Naturaleza ha dado un salto enorme trayendo a la existencia caracteres enteramente nuevos. La Ciencia física, en su esfuerzo por establecer la continuidad evolutiva, ha estado tratando de encontrar un eslabón perdido entre el hombre y el animal. Se creyó corrientemente que el mono antropoide debe de haber sido un antecesor del Hombre, ya que existe cierta cantidad de similitud estructural. Pero la Evolución tiene dos aspectos: la estructura o forma, y la conciencia; y en último análisis, es la conciencia la que determina la estructura. Si el Principio de la Mutación indica algo, esto es que existe inteligencia en la Naturaleza. En la Mutación, la Naturaleza parece estar siguiendo su propia voluntad.

En la Evolución existen cambios tanto cuantitativos como cualitativos. Mientras que la Variación funciona en el nivel cuantitativo, es la Mutación lo que constituye el movimiento cualitativo. El cambio cualitativo es de clase o de dimensión. En términos psicológicos: es un cambio en la conciencia. Puede no ser un error decir que el cambio del mineral al vegetal, del vegetal al animal, y de animal al humano, es fundamentalmente en la conciencia. El cambio en la estructura es verdaderamente para adaptarse al cambio en la conciencia. Es obvio, por tanto, que el significado de la Mutación no puede nunca ser encontrado en el nivel de la estructura, y como quiera que la Ciencia física no toma en consideración los cambios en la conciencia, la Mutación ha de permanecer para el científico como un misterio y un enigma. Un cambio en la conciencia es el responsable de un cambio en la constitución hereditaria de un organismo. La raíz del cambio estructural está, a no dudarlo, en la alteración causada en la constitución hereditaria. Pero buscar el significado de la Mutación en la alteración de los factores hereditarios, seria totalmente fútil. Aun si fueran notadas las alteraciones hereditarias, quedaría aún la pregunta de cómo surgieron esas alteraciones en determinados organismos. Así, el notar las alteraciones hereditarias solamente transfiere el problema de las mutaciones; no lo resuelve. El propósito y significado de la Mutación y, por tanto, de la Evolución, tienen que buscarse en la conciencia y no en la estructura, porque la Mutación es fundamentalmente un salto en la conciencia e. incidentalmente, un cambio en la estructura. Es un salto cualitativo y no solamente un avance cuantitativo. Le Comte du Nuoy dice muy correctamente que “existe un abismo entre el mundo de la cualidad y el de la cantidad, que la Ciencia nunca puede salvar”.

Mientras que es un hecho cierto que, desde un punto de vista más profundo, el movimiento evolutivo del mineral al vegetal, y desde el vegetal al animal es un cambio en la conciencia, es solamente en el nivel humano que este cambio se presta a una clara observación. Y de este modo, la transición del animal al hombre y la emergencia de los factores psicológicos del crecimiento en la humanidad son de profundo valor en el estudio de la Evolución. Los tres factores principales de la Evolución sefalados por la Ciencia física, a saber: la Herencia, la Variación y la Mutación, asumen un significado psicológico en relación con el hombre. Antes que nada, comprendamos el significado psicológico de estos tres factores de la Evolución.

El problema de la Herencia, que es comparativamente fácil en el nivel sub-humano, se vuelve complejo cuando la Evolución llega a la estatura del Hombre. En el Hombre existe una capa triple de herencia: física, social y psicológica. La herencia física del hombre es derivada, obviamente, de los padres. Es innecesario de— oír que las características corporales son determina— das por la herencia física. Pero el Hombre tiene que tomar en consideración su herencia social que significa un trasfondo consistente de la familia, la comunidad, la nación, la raza, la religión, la ideología con la cual se le exige crecer. Esto puede ser llamado ampliamente las influencias sociales que actúan sobre el Hombre y moldean, en gran medida, sus reacciones. Existe, sin embargo, un tercer factor de la Herencia operando en la vida del Hombre, y este puede describirse como psicológico. No es derivado ni de los padres ni de la sociedad; corresponde al Hombre mismo. Es un asunto de corriente observación, que dentro de la misma herencia paternal y social no hay dos individuos que se comporten exactamente en la misma forma.

¿De dónde surgen estas diferencias en las reacciones? Ciertamente, las diferencias no están en el trasfondo paternal o social, sino en la herencia psicológica del Hombre mismo. Este factor de un pasado psicológico es peculiar al individuo humano. En el nivel sub-humano no vemos esta individualización de la herencia. Los animales de la misma especie difícilmente difieren en sus reacciones hacia el ambiente. Sus reacciones están determinadas por la herencia paternal y de grupo. Pero este no es el caso de los individuos humanos. Y así, en el Hombre, la herencia psicológica es un factor determinante; el que determina tanto la herencia paternal como la social. El contenido psicológico de la herencia constituye una línea especial de interés en el estudio de la evolución humana. Es desde esta herencia individualizada que el Hombre experimenta un sentimiento de separatividad psicológica. No es rompiendo con las influencias de la herencia paternal y social, como el Hombre puede liberarse de las tendencias separadoras. Es la herencia psicológica peculiar al individuo mismo lo que, en verdad, es la raíz del asunto.

La herencia, ya sea paternal, social o psicológica, es un factor condicionante en la vida de un organismo. Es una influencia moldeadora que actúa desde el pasado. Constituye los hábitos o inclinaciones de un organismo. En los reinos sub-humanos, los hábitos son fundamentalmente físicos o biológicos. Es en el Hombre en quien ha de percibirse ese elemento de los hábitos psicológicos. Es a causa del papel importante que la mente desempeña en la vida del Hombre. El individuo humano, en su mayoría, es formado y moldeado por los hábitos de su mente. Así, la herencia psicológica del Hombre es el conjunto de hábitos establecidos por su pensamiento y emoción. Constituye su adaptación al ambiente. Representa un elemento de cambio mental y emocional. Puede ser descrita más apropiadamente como la continuidad habitual de su vida psicológica. El individuo humano no comprende en qué gran medida es una criatura de hábitos. Sus respuestas al mundo de las cosas, el mundo de los hombres y el mundo de las ideas, son mayormente acciones reflejas. Su vida psicológica contiene mucho de un elemento mecánico. Todas las respuestas y reacciones que emergen de los hábitos son mecánicas. Ellas continúan a causa del impulso que se les ha dado en un momento pasado. Todas las acciones mecánicas, reflejas o habituales son los reflejos de la Ley de la Inercia en la vida psicológica del Hombre. La Ley de la Inercia dice que un cuerpo que está en reposo continuará permaneciendo en esa posición a menos que una fuerza externa actúe sobre él. De igual manera, un cuerpo que está en movimiento continuará así, a menos que sea compelido a cambiar ese estado por fuerzas determinantes. Así, la Ley de la Inercia es la ley de la continuidad en la Naturaleza. En el Hombre esta ley funciona en el nivel psicológico a través de los hábitos de la mente. La mente que está aprisionada en los hábitos es una mente obtusa, rígida y fija, desprovista de toda flexibilidad. Está controlada y dirigida por el pasado, y de aquí que no posee una sensibilidad para responder al presente. Esta herencia psicológica o continuidad habitual forma una corriente interna de la vida consciente del hombre.

 Como quiera que la Herencia contiene factores que son transmitidos de generación en generación, la herencia psicológica del hombre también transmite sus tendencias a todas sus acciones y respuestas. Así, no puede haber un cambio fundamental en las respuestas del Hombre mientras que su herencia psicológica permanezca inalterada; mientras no exista una rotura en su pasado psicológico. Un cambio fundamental implica el arribo de nuevos caracteres heredables en la estructura psicológica del Hombre. El arribo de nuevas características heredables es posible sólo cuando hay una transformación radical en el nivel inconsciente, y no meramente una alteración en el funcionamiento de la mente consciente.

Ahora bien, mientras que el medio ambiente del Hombre, tanto externo como interno, permanezca sin cambio, existe un perfecto ajuste entre las capas conscientes e inconscientes de su conciencia. En otras palabras: está libre de conflictos y contradicciones. Su mente consciente está completamente bajo la dirección de la inconsciente: se ha adaptado a sí misma a los requerimientos de lo inconsciente. Así es que sus acciones y respuestas son mecánicas, y llevan, de una manera imperturbable, los contenidos aportados por las tendencias de la herencia psicológica.

Pero el ambiente del Hombre no permanece inalterable. Hay un cambio constante, tanto en su ambiente físico como psicológico. Su mundo de los objetos como su mundo de las ideas están sujetos a fluctuaciones constantes. Sus ideales, ambiciones y aspiraciones sufren cambios. Sus condiciones externas tampoco son estáticas. En la esfera de la relación con sus semejantes hay también cambios constantes. Así, el ambiente del Hombre tiene numerosos altibajos. Son estas fluctuaciones ambientales constantes las que perturban la adaptación entre las capas conscientes e inconscientes de la conciencia. Un conflicto surge en la naturaleza psicológica del Hombre. Hay una contradicción creada en la psiquis del Hombre. De aquí se origina la lucha del Hombre por la existencia psicológica. El Hombre no puede permanecer por mucho tiempo en un estado de conflicto y contradicción; debe descubrirse un nuevo punto de adaptación por medio de la mente consciente, de modo que cese su abierto conflicto con lo inconsciente, aun cuando pueda ser por un tiempo.

Este nuevo punto de adaptación entre lo consciente y lo inconsciente es verdaderamente una variación en el campo psicológico del Hombre. La Variación es sólo un nuevo ángulo de inclinación establecido por la mente consciente con referencia a la inconsciente. Es una nueva forma de comportamiento que surge en el mismo campo hereditario. Como dice Julian Huxley, las variaciones “originan que la misma constitución se desarrolle en una forma diferente”. Y así la Variación, ya sea física o psicológica, es sólo un cambio superficial, que no afecta los factores constituyentes de la Herencia. En términos psicológicos, una variación es sólo un cambio en los patrones de comportamiento y no en la conciencia. En otras palabras, en la Variación existe una continuidad en el nivel de la Conciencia, aunque hay un cambio en el patrón de comportamiento. Así, la Variación es solamente la continuidad modificada en el campo del crecimiento psicológico del Hombre. Es sólo una fluctuación y no un cambio fundamental. La Variación es sólo una alteración en el nivel consciente de la mente del Hombre, que deja lo inconsciente, y, por tanto, los factores hereditarios, inalterables. Es un cambio en el patrón de comportamiento, no en la fuente del comportamiento. Es un cambio en el recibidor de la mansión psicológica del Hombre, que deja al sótano intocado, para usar una analogía Freudiana.

Ahora bien, todos los esfuerzos morales o éticos son de la naturaleza de la Variación, porque se relacionan con modos de comportamiento. Constituyen nuevas adaptaciones al medio ambiente cambiado y cambiante. Un organismo bien adaptado es considerado, en el nivel biológico, como un triunfo de la Naturaleza. Similarmente, en la esfera psicológica, también una adaptación moral o ética es considerada como un gran triunfo del Hombre. En todo el mundo una educación moral o ética es una educación para la adaptación. Como que es variación, constituye sólo una alteración en las reacciones y respuestas que operan en el nivel consciente de la mente. Es un nuevo hábito que surge de la misma continuidad hereditaria. Así representa continuidad modificada en el nivel psicológico. Todo progreso moral y ético es sólo una modificación en la continuidad psicológica. Una virtud cultivada conscientemente es sólo un nuevo hábito que emerge del mismo campo psicológico. Es una variación en el comportamiento efectuada para producir una mejor adaptación al ambiente.

         Es interesante notar que las convenciones y tradiciones ocupan una gran parte de todas las tentativas morales o éticas. Un cambio moral tiene lugar invariablemente dentro del campo de las establecidas convenciones y tradiciones. La inconvencionalidad está difícilmente asociada con los movimientos morales o éticos. Ahora bien, las convenciones y las tradiciones son verdaderamente la herencia psicológica del Hombre Mientras ocurran cambios en el campo continuo de las tradiciones, ya sean individuales o colectivas, éstos no son transformaciones fundamentales; ellos son alteraciones estructurales o modificaciones en los patrones de comportamiento. Esta es, verdaderamente, la perspectiva de la Variación. Es imposible esperar que surja un nuevo tipo de hombre de las variaciones; ni es posible alcanzar nuevas dimensiones de vida por medio de estas variaciones continuas. Y sin embargo, tienen que surgir nuevos caracteres de una naturaleza heredable en el Hombre, si es que la evolución humana ha de proseguir. En otras palabras, tiene que haber un cambio de un orden totalmente diferente de aquel que está indicado en las empresas morales o éticas. Es esto lo que puede describirse como una transformación espiritual en el Hombre. El Dr. Radhakrishnan dice muy acertadamente:

Lo espiritual no es una extensión de lo ético; es una nueva dimensión, relacionada con las cosas eternas.

Si la evolución humana no alcanza constantemente nuevas dimensiones de vida, habrá un estancamiento total en la existencia psicológica del Hombre. La simple variación, o las modificaciones introducidas por las tentativas morales o éticas, resultarán finalmente en la perpetuación de una especie de hombre estancada. Es extremadamente importante comprender la distinción entre el cambio moral y la transformación espiritual con referencia a la evolución del Hombre. Deducir de la anterior afirmación que lo espiritual está opuesto a lo moral sería totalmente sin sentido. Lo moral y lo espiritual son distintos, pero no contradictorios. En verdad, en términos de la transformación espiritual, las tentativas morales asumen un nuevo propósito y un nuevo significado. Para citar una vez más al Dr. S. Radha— krishnan:

 Hasta que se gana la vida espiritual, la ley de la moralidad parece ser un mandamiento externo que el hombre tiene que obedecer con esfuerzo y dolor. Pero cuando se obtiene la luz, se convierte en la vida interna del Espíritu, manifestándose inconsciente y espontáneamente.

Es la transformación espiritual la que imparte una cualidad de dinamismo a la moralidad; sin ella, la existencia moral se volvería estática y, por tanto, anquilosada, desprovista de toda vida, relacionada solamente con las formas y los patrones de comportamiento. La moralidad sin la transformación espiritual es una tradición inanimada. Es la transformación espiritual la que constituye la energía guiadora de la evolución humana. Donde no existe, la vida se estanca y, después, se desintegra.

La pregunta es: ¿Qué es esta transformación espiritual y cómo llega?

La transformación espiritual puede justamente ser designada como la mutación psicológica en la vida del Hombre. Exactamente cómo en el nivel biológico una mutación constituye un cambio fundamental, similarmente una mutación psicológica indica una transformación fundamental en el Hombre. Mientras que un cambio ético es solamente una variación, una transformación espiritual es una mutación, una alteración fundamental en los factores constitutivos de la psiquis del Hombre. Señala el arribo de un nuevo factor evolutivo. Lo que aparece en el nivel biológico como un salto en la composición estructural de un organismo, se vuelve en el nivel psicológico un salto en la conciencia. Así como la evolución física no describe una línea recta de continuidad estructural, así la evolución psicológica, que es el campo de crecimiento del Hombre, no siempre se mueve a lo largo de un sendero de continuidad. Si la evolución psicológica hubiera mantenido un sendero de continuidad, no se hubiera producido el arribo de nuevos tipos en la Humanidad. Sin las variaciones discontinuas, o saltos en la conciencia, el Hombre se hubiera convertido solamente en una especie estancada de la Vida. Las nuevas dimensiones del pensamiento y, por tanto, las nuevas dimensiones del vivir, hubieran sido imposibles para el Hombre. Se hubiese convertido en un monstruo, perpetuando indefinidamente sólo las propensiones animales traídas del pasado. Pero vemos en la historia humana una cualidad de nueva vida que aparece de tiempo en tiempo. Esto no puede ser explicado en términos de una continuidad de conciencia. Un Buddha o un Cristo no es el producto de la continuidad evolutiva. Vemos nuevas tendencias de pensamiento y acción, iniciadas por individuos en todos los campos de la vida. Las variaciones discontinuas son las únicas esperanzas tanto de la evolución biológica como de la psicológica, ya que sin ellas no habría más que total anquilosamiento. La Historia Humana está llena de inventos científicos, aventuras en el pensamiento metafísico, y creaciones maestras en diversas esferas del Arte. Muchos de estos despliegan cualidades y dimensiones tales como no pueden ser producidas por las operaciones de la conciencia normal del Hombre. En otras palabras, no son manipulaciones de la mente humana. Ellos son intimaciones de una conciencia que trasciende a la mente humana. En otras palabras, su emergencia se debe a saltos en la conciencia humana. El Dr. Albert Einstein, en una entrevista que concedió días antes de fallecer, declaró:

La mente puede avanzar solamente hasta donde alcance aquello que conoce y puede probar. Entonces llega un punto donde la mente da un salto —llamad- le intuición o como queráis— y arriba a un plano superior de conocimiento; pero nunca puede probar cómo llegó hasta allí. Todos los grandes descubrimientos han contenido un salto similar.

Estos saltos en la conciencia o mutaciones psicológicas aparecen en la vida del Hombre en variadas formas y en diferentes niveles. Como las mutaciones en el nivel biológico, existen en la vida del Hombre mutaciones menores y mayores. El significado de la Evolución no puede ser comprendido ni a través de la continuidad estructural ni a través de la continuidad de la conciencia. Una continuidad de conciencia puede producir solamente variación, ya sea física o psicológica. Como quiera que las variaciones están determinadas por los cambios ambientales, un hombre sin mutaciones psicológicas se convertirá solamente en una criatura del ambiente. Si se desechan las mutaciones, tenemos que aceptar el principio de que el destino del Hombre está siendo moldeado y determinado por los factores económico
—sociales. Y así, en términos de simples variaciones, el crecimiento y desarrollo humanos dependerían solamente de los cambios ambientales. Este es el punto de vista que la escuela psicológica de los “Behavioristas” ha mantenido, porque dice que el Hombre es solamente un amasijo de reflejos condicionados. En otras palabras: “¡Cambiad el ambiente y seréis capaces de cambiar al individuo!” En este enfoque, la iniciativa total para el cambio y crecimiento es transferida del Hombre hacia el ambiente. Si esto fuera cierto, sería posible para nosotros producir un Cristo o un Buddha por medio de cambios ambientales. Pero sabemos que éste no es el caso. Existe un factor de iniciativa individual envuelto en estos cambios fundamentales para la emergencia de un tipo humano como el Buddha o el Cristo. Una mutación es una desviación del curso normal. Defrauda a todas las mediciones de la estadística, porque no puede ser explicada en términos de la Ley de Promedios. Una mutación, ya sea física o psicológica, es esencialmente individual. Le Comte du Noüy dice acertadamente:

 Aun en la evolución animal, los nuevos caracteres, que aparecieron como resultado de alguna clase de mecanismo y eran capaces, o incapaces, de asegurar superioridad a quienes los poseían, siempre se desarrollaron en los individuos y no en las masas. Una mutación nunca pueder ser general… o de lo contrario no sería ya una mutación.

Mientras que la Variación es determinada por el medio ambiente, la Mutación está basada sobre la iniciativa individual. A causa de esto es que puede describirse como una transformación espiritual.

Ahora bien, si la iniciativa propia está en la raíz de la Mutación, la pregunta es: ¿cómo ocurren las mutaciones psicológicas? Mientras que la emergencia de un Buddha o un Cristo puede llamarse una mutación mayor, hay numerosas mutaciones menores que aparecen en la vida del Hombre. Puede notarse que una mutación psicológica es un salto en la conciencia; por tanto, la discontinuidad, y no la continuidad, es su secreto. En la vida psicológica del Hombre, no hay un movimiento continuo del pensamiento a la intuición, porque la intuición no es un pensamiento sutil o rápido. La intuición es una dimensión diferente de la conciencia, así como el pensamiento es dimensionalmente diferente del sentimiento. Ahora bien, una diferencia dimensional es una diferencia cualitativa y, por tanto, no puede ser resuelta por un proceso de continuidad. En otras palabras, la intuición no es el resultado de una continuidad de pensamiento; sólo puede surgir cuando hay una rotura en esta continuidad. Solamente en este intervalo o brecha puede venir el relámpago intuicional. Hay un bello pasaje en Luz en el Sendero, que indica este relámpago. Dice como sigue:

Contempla cómo se abre la flor en el silencio que sigue a la tormenta; no antes de ella. Esta crecerá, retoñará, echará ramas y hojas y formará botones, mientras que la tormenta continúa, mientras que la batalla dura. Pero no hasta que toda la personalidad del hombre se disuelva y desvanezca —no hasta que sea contenida por el fragmento divino que la ha creado, como un mero sujeto para serio experimento y experiencia —no hasta que toda la Naturaleza se haya rendido y convertido en un sujeto dentro del Yo superior, puede abrirse el capullo.

Entonces vendrá una calma como la que se produce en un país tropical después de una fuerte lluvia, cuando la Naturaleza trabaja tan rápidamente que uno puede ver su acción. Esa calma vendrá al combatido espíritu. Y en el silencio profundo se producirá el misterioso suceso, que demostrará que el camino ha sido hallado.

“Abrirse la flor” es en verdad una transformación espiritual del Hombre. Es una mutación psicológica, un suceso misterioso que ocurre en el silencio profundo, en lo que pudiera ser llamado la discontinuidad de la conciencia.

¿Cómo tienen lugar estas mutaciones? No interesa si son mayores o menores, porque no puede haber ninguna diferencia cualitativa entre los factores que operan en ambos casos. La diferencia entre las mutaciones mayores y menores es cuantitativa y no cualitativa, porque ambas son saltos o brechas en la conciencia.

El factor de la discontinuidad es común a ambas, y es la discontinuidad lo más fundamental en la Mutación. Todas las mutaciones psicológicas son iniciaciones o expansiones de conciencia; y no meras extensiones del campo normal de la conciencia. Mientras que las mutaciones mayores suelen ocurrir ocasionalmente, raramente es posible tener constantemente la experiencia de mutaciones menores en nuestras vidas.

Innecesario es decir que cada mutación implica la entrada de un factor nuevo en la vida de uno, y así es una fuerza revitalizadora o renovadora en la vida. Es un punto del cual surgen nuevas tendencias evolutivas, a causa de la experiencia que trae de una nueva cualidad dimensional de la conciencia. Mientras que la cantidad de esta experiencia puede variar, es decir, si es una mutación mayor o menor, su cualidad es la misma.

Las cuestiones esenciales, por tanto, son: ¿Cuál es el mecanismo de las mutaciones psicológicas? ¿Cómo se producen? ¿Y pueden ser buscadas conscientemente?.

La Historia de la Evolución muestra que sus avanzadas usualmente comprenden un pequeño número de individuos: las formas mutables.                                                                                             

 
 
Si la Mutación es una intimación de un ámbito más allá de la conciencia normal del Hombre, es completamente obvio que no puede ser buscada conscientemente. Una búsqueda consciente por medio de la mente puede ser hecha sólo en términos de lo que ella conoce. Esta búsqueda, por tanto, está condicionada por el pasado. Funciona dentro de la esfera de la continuidad psicológica. Como dice Einstein: “La mente puede avanzar sólo hasta donde ella conoce.”

Así, no puede haber una búsqueda consciente por la mente de lo que está fuera de su esfera de continuidad. Como quiera que la discontinuidad es la esencia de la Mutación, no puede plantearse entonces el asunto de una búsqueda consciente en relación con ella. Las mutaciones psicológicas llegan; no pueden ser traídas. No son el producto de un esfuerzo consciente.

Su arribo es repentino y espontáneo. Viene como un relámpago esparciendo una luz indescriptiblemente brillante sobre el hasta entonces oscurecido sendero del Hombre. Una mutación puede surgir sólo cuando se produce una ruptura en la continuidad. Una continuidad implica un puente, y, por tanto, la ausencia de un abismo o de un intervalo.

         Ahora bien, un salto en la conciencia, lo que es una mutación fundamentalmente, no indica una quiebra en la memoria cronológica. No es en la condición de amnesia que la mutación tiene lugar. Una mente que esté desprovista de la memoria cronológica es una mente torpe. Una mente tal es incapaz de recibir intimaciones que vengan de más allá de sus fronteras.

Un lunático tiene también una discontinuidad de conciencia, pero esta discontinuidad surge a causa de una rotura en la memoria cronológica. Es posible que factores psicológicos puedan haber causado esta ruptura cronológica, pero, entonces, mientras la memoria cronológica esté impedida, durante ese mismo tiempo la mente es considerada inútil para servir como un receptáculo que reciba los nuevos impulsos que emanan de la Realidad Trascendental.

         Debiera recordarse que una discontinuidad en la conciencia producida por las drogas, resulta en una ruptura en la memoria cronológica. Una mente que esté extraviada puede tener bellas visiones, pero estas visiones pueden ser proyecciones de lo inconsciente. Un esfuerzo consciente para producir una discontinuidad de conciencia ha de fracasar naturalmente por sí mismo, ¡porque una discontinuidad producida conscientemente no es más que una continuidad!.

Una mutación, por tanto, no puede surgir en una mente bajo el efecto de las drogas, o en una mente que esté desprovista de la memoria cronológica, o en una mente que hace un esfuerzo consciente por producir la discontinuidad. Como ha sido señalado anteriormente, las mutaciones psicológicas se producen repentina y espontáneamente.

         Vemos que, en el nivel biológico, las mutaciones aparecen en unidades insignificantes de la Vida. Las unidades que luchan en la soledad, totalmente desapercibidas, son las que usualmente se encuentra que muestran las mutaciones. Similarmente, las mutaciones psicológicas aparecen durante épocas insignificantes en la vida de un individuo humano.

Se producen en medio de pequeños incidentes y sucesos sin importancia, que llenan la existencia diaria del Hombre. En otras palabras, estas mutaciones vienen cuando el Hombre está menos preparado para su llegada. En los grandes acontecimientos e incidentes la mente está en una condición preparada. Es esta preparación anticipada de la mente para enfrentar una situación particular lo que crea una barrera insalvable para la emergencia de las mutaciones.

Los momentos inesperados, en verdad, proveen un clima apropiado para su aparición, porque, durante tales momentos, el mecanismo defensivo de la mente consciente está debilitado y, por tanto, es más vulnerable para la entrada de los nuevos factores que las mutaciones traen consigo. La mente que está expectante es aprisionada fuertemente por los grilletes de la continuidad. Durante los pequeños sucesos e incidentes de la vida, en los que la mente consciente considera innecesario interferirse con las inclinaciones de la Naturaleza, es cuando uno puede ver la súbita y espontánea emergencia de las mutaciones psicológicas.

Los grandes descubrimientos de la Ciencia han tenido lugar durante momentos insignificantes y en medio de triviales incidentes. Estos descubrimientos han cambiado todo el curso del pensamiento y de la acción de los humanos. En un momento intrascendente es cuando uno es más natural, y las transformaciones o mutaciones espirituales pueden surgir sólo en condiciones que son naturales y no afectadas.

Puede decirse, sin embargo, que no encontramos que en todos los momentos intrascentes estén produciéndose mutaciones o transformaciones. De hecho, la mayoría de las veces esos momentos son totalmente torpes y bastos, sin ninguna traza de la frescura que una mutación implica. Hemos visto, mientras discutíamos los problemas de la evolución biológica, que las unidades de la Vida bien adaptadas no se prestan a las influencias mutantes.

Un organismo bien adaptado es capaz de numerosas variaciones, pero está completamente cerrado en todo lo que concierna a los cambios fundamentales o mutaciones. Por tanto, no es suficiente que un organismo sea intrascendente—debe mostrar una inestabilidad creadora”, para usar la frase de Le Comte du Nüoy. Este es exactamente el caso en el nivel psicológico.

Los momentos intrascendentes son condiciones congénitas objetivas, pero debe existir una inestabilidad creadora como un factor subjetivo necesario si la mutación ha de tener lugar en la vida del hombre. Una mente que está establecida y, por tanto, bajo la influencia operante de la ley de la inercia, es una mente torpe, incapaz de recibir nuevas influencias. Similarmente, una mente que sea positiva es también inapropiada para la emergencia de las mutaciones a causa de la fuerte muralla de continuidad que ella mantiene.

Una mente que sea receptiva, y que sin embargo no siga ninguna línea particular, proporciona la condición subjetiva necesaria para el arribo de las mutaciones. En la literatura budista existe una doctrina, conocida como la Doctrina de lo Similar, atribuida a Asvaghosa. Una afirmación que aparece bajo esta doctrina, reza como sigue:

Un hombre qué está extraviado marcha sin rumbo porque está inclinado a seguir una determinada dirección; y su confusión no tiene más fundamento válido que el hecho de que está inclinado en una dirección determinada.

Aquí tenemos una descripción de una mente positiva inclinada a “perseguir una dirección determinada”¡Está confusa porque tiene plena confianza! Está perdida en su propia selva de pensamientos, y, por tanto, es incapaz de hallar un camino despejado. Es una mente que está cerrada; ¡habiendo vuelto las espaldas a la luz, clama que se encuentra en oscuridad!.

Y así, para las mutaciones psicológicas, tiene que haber una mente que esté abierta—o sensible. No sensible a algo, sino en un estado de sensibilidad. Sólo una mente igual puede mostrar la inestabilidad creadora. No una mente que esté establecida y rígida — sino una que sea intensamente moldeable. Esta moldeabilidad de la mente es lo que la hace un instrumento apto para que en él pueda la Naturaleza ejecutar su propia tonalidad distintiva.

Para una mente proteica los nuevos derroteros son fáciles, y toda vez que las mutaciones indican nuevos senderos de la Evolución, es solamente esa mente la que puede registrar y responder a las transformaciones fundamentales. Una mente sensitiva es humilde y por tanto deseosa de aprender; y una nueva cualidad de la Vida, que es una mutación, puede expresar— se únicamente a través de una mente que esté deseosa de aprender.

Así, con relación a las mutaciones psicológicas, los tres factores de importancia suprema son: lo repentino de su arribo, la intrascendencia de los sucesos e incidentes, y la inestabilidad creadora, la sensibilidad o mutabilidad de la mente.

En el lenguaje evolutivo una mutación es conocida como una variación discontinua. Ello implica que los nuevos caracteres que aparecen en las mutaciones son capaces de ser transmitidos de generación en generación. Una mutación es un cambio en la composición hereditaria de un organismo. Así, como que es un apartamiento del pasado, siendo discontinua, inicia una nueva línea de crecimiento y desarrollo a través de la cual se pueda mover la corriente evolutiva. Como un fenómeno aislado, las mutaciones no tienen significado; como tal, serían exactamente un capricho de la Naturaleza.

Ahora bien, este es exactamente el caso en relación con las mutaciones psicológicas. Si los nuevos caracteres nacidos de las mutaciones no son heredables, entonces ese organismo mutado está totalmente desprovisto de significado. Si una mutación psicológica ha de ser de algún valor, debe iniciar nuevas líneas de pensamiento y acción en la vida de un individuo. Debe volverse el punto de partida de un nuevo tipo de vida psicológica. Así, una continuidad en medio de la discontinuidad es el secreto de la Mutación y, por tanto, de la Evolución.

Más, una mutación psicológica cumple un doble objetivo. Primero, sirve como punto de partida, un punto de comienzo para nuevas líneas de pensamiento y acción; y segundo, sirve como punto de integración que trae las partes dispersas de un organismo dentro de un patrón unificado, así como un imán crea cierto patrón con las partículas de hierro. La presencia misma del imán crea esta unidad estructural. Así, una mutación psicológica sirve tanto de punto de transformación cualitativa como de punto de cambio cuantitativo. Establece un núcleo para una forma de vida, mientras que confecciona una unidad estructural.

En otras palabras, los aspectos, tanto de la discontinuidad como de la herencia, tienen que verse en una mutación psicológica. Existe en ella una comunión con una dimensión superior de la Vida y, al mismo tiempo, hay una comunicación del nuevo impulso para con todos los niveles de la existencia del Hombre. Todos los escondrijos y rincones de la conciencia normal del Hombre son iluminados por la luz del nuevo impacto. Pero existe, al mismo tiempo, el punto de comienzo de una nueva vida, la experiencia de una nueva dimensión de conciencia.

Existen ejemplos do individuos que han tenido alguna clase de experiencia espiritual pero que han sido incapaces de llevar su influjo a otros. Esas experiencias espirituales pueden tener en sí el elemento de la discontinuidad, pero, verdaderamente, no son variaciones hereditarias. Entonces pueden ser descritas como caprichos de la Naturaleza.

Todos los misticismos inferiores son, a menudo, de esta índole, cuando se produce alguna discontinuidad causada por las drogas, que fuerzan algunas de las “puertas de la percepción” —pero no se reciben nuevas características hereditarias, que puedan ser transmitidas de generación a generación de pensamiento y acción. La próxima generación de pensamiento y acción no es afectada en lo absoluto. Donde esto sucede, no ha tenido lugar ninguna mutación psicológica que resulte en una transformación espiritual fundamental.

Mientras que las mutaciones, ya sean físicas O psicológicas, deben surgir en los individuos, su sacudida e influencia penetra toda la especie o agrupación racial. En el campo de la evolución humana, los nuevos tipos raciales deben surgir solamente a través de las mutaciones. Pero, mientras que estos individuos transformados sirven como núcleos para nuevos tipos raciales y para nuevas civilizaciones, ellos ofrecen, al mismo tiempo, las influencias necesarias para la civilización existente, llevándola hasta sus propias alturas.

Un individuo transformado no es solamente un zapador de un nuevo modo de vida; él es también uno que da fortaleza e inspiración a aquellos que están enfrascados en construir la civilización existente. Así, él es, ala vez, una influencia revolucionaria e integradora en la sociedad. Mientras mantiene una continuidad o una continuidad modificada de una estructura, él aporta dentro de ella un nuevo contenido de conciencia. Esto es lo que lo hace no un revolucionario destructivo, sino constructivo.

Si una estructura está tan deteriorada que no puede ser alterada en términos de la nueva conciencia, es de necesidad descartarla, o ella se derrumbará bajo el impacto de la nueva conciencia. Pero si la estructura es capaz de ser modificada, si no está demasiado rígida y establecida, entonces, bajo el impacto de la nueva conciencia, se revitaliza. La revitalización de la estructura existente y la formación de un núcleo para una nueva modalidad de vida y, por tanto, para un nuevo vehículo de la conciencia — son las dos funciones mayores de una mutación psicológica.

Esta idea de la mutación psicológica o saltos en la conciencia puede hacerse más clara al examinar el concepto del alma-grupo, que es una contribución única del pensamiento teosófico moderno. La Teosofía Moderna sostiene que los animales—y otras formas de vida sub-humana tienen almas-grupo y no un alma individualizada como tiene el ser humano.

Vimos en la primera parte de esta exposición que, mientras los animales son moldeados por la herencia de grupo, es el ser humano quien tiene una herencia individualizada o psicológica. Esto está demostrado por el hecho de que, mientras los animales de la misma especie no difieren unos de otros en sus reacciones al medio ambiente, los seres humanos sí muestran considerables diferencias, y mientras mayor sea el desarrollo de la mente humana mayores serán las diferencias mostradas por los individuos en sus reacciones y en su comportamiento.

De hecho, el Hombre es lo más impreciso en cuanto a sus reacciones se refiere. No es posible, matemáticamente, predecir el comportamiento psicológico de un hombre. Pero ese no es caso con los animales, porque ellos son mayormente criaturas del medio ambiente, movidas por reflejos condicionados e impulsos biológicos.

Ahora bien, la tendencia de la Evolución parece estar hacia la individualización. Este proceso de individualización puede verse en las formas de la vida mineral, vegetal, animal y humana. Nótese que cada transición de un reino de la Naturaleza a otro es a través de un proceso de individualización. En cada reino de la Naturaleza nace una individualidad distinta, y es lo que abre un pasaje para nuevos tipos de vida o para nuevas dimensiones de la existencia.

Todas las mutaciones mayores, ya sean físicas o psicológicas, se produce a través de individualizaciones, mientras que las mutaciones menores conducen al enfocamiento del rayo de luz hacia el punto infinitesimal de la individualidad Las mutaciones menores son así las sombras proyectada por los acontecimientos futuros, que son las mutaciones mayores. Brevemente, la Naturaleza parece estar realizando su plan de individualización por me di de las mutaciones. Toda vez que la evolución del Hombre es mayormente en el plano psicológico, vemos en las mutaciones psicológicas la emergencia de la individualidad espiritual del Hombre.

 Este proceso de individualización puede ser comprendido un poco más claramente por medio del concepto del alma-grupo. En las primeras etapas de la vida animal, esta alma-grupo está enteramente indiferenciada. Gradualmente según el animal crece en diferentes ambientes climáticos y de otra clase, él manifiesta modificaciones en los hábitos.

A través de estas respuestas ambientales es como surgen las primeras diferenciaciones en las almas-grupo. Estas son de la naturaleza de las variaciones. Ellas no manifiestan aún el arribo de una individualización. Ahora bien, estas diferenciaciones ocurren constantemente en la vida animal. La Ciencia moderna tiene una exhaustiva nomenclatura para estas diferenciaciones, o clasificaciones, de la vida animal. La siguiente cita, del libro Las Maravillas y los Misterios de la Ciencia, ilustra ampliamente este punto particular:

 El Reino Animal está dividido en dos grandes Phylums: los Vertebrados ( que tienen estructura ósea) y los Invertebrados (que no tienen estructura ósea). Cada uno de éstos está dividido en Clases, tales como los Mamíferos, los Pájaros y los Peces. Las clases están divididas en Ordenes, tales como los Carnívoros o comedores de carne y los Roedores.

Cada Orden está nuevamente dividido en Familias, tales como los Félidos o la familia de los gatos; los Cánidos o familia de los perros. Cada familia en Géneros, tales como el género Felis o los verdaderos gatos; y Passer, los verdaderos gorriones.

Finalmente, cada Género, o el más pequeño de estos grupos, es dividido en Especies, cada una de ellas con su nombre genérico en adición a su nombre específico; por ejemplo, Felis domeslicus, el gato casero. De esta forma, en una manera ordenada, todo el Reino Animal está clasificado sin ninguna confusión.

Esta clasificación científica de la vida animal es, en verdad, una diferenciación del alma-grupo animal, Por esta diferenciación las unidades de vida que componen un alma-grupo particular tienden a hacerse menores en número, cuando las experiencias son tan variadas que pueden ser compartidas solamente por cada vez menos unidades de vida.

Llega, finalmente, un momento, en que la experiencia de una unidad de vida particular es tan fundamentalmente diferente que ella no puede compartir más sus experiencias con otras unidades de la vida animal. Esta experiencia de una naturaleza funda— mentalmente diferente es lo que sirve de núcleo para la emergencia de un nuevo tipo de vida.

Este núcleo es el comienzo del proceso de individualización para la vida animal. Ese animal comienza a sentirse solitario en el Reino Animal, no puede adaptarse al ambiente de los animales, y, por tanto, aporta el terreno para una mutación mayor.

Ahora bien, ¿qué es esta “experiencia de una naturaleza fundamentalmente diferente”, que hace que el animal se sienta solo en su propio mundo? Es el arribar a un contacto viviente con un orden superior de existencia. Cuando un animal entra en relación con el Hombre, cuando recibe el calor del amor y del afecto humanos, entonces comienza a crecer un núcleo de una conciencia superior en ese animal.

Este núcleo crece dentro del seno del alma-grupo. Es dentro del seno del alma-grupo donde él se desarrolla, acopiando mayor fortaleza a medida que nuevos impulsos de conciencia superior vienen del Hombre. Este núcleo es, como si dijéramos, un impacto de la conciencia humana sobre la vida animal. Estos impactos son mutaciones menores que traen al animal en contacto con una naturaleza fundamentalmente diferente de experiencias, y guían a esa unidad de vida hacia un gran cambio.

El efecto de estos impulsos ha de verse en el animal cuando muestra oler— tas tendencias humanas. El animal es aún un animal, pero se ve en él una nueva cualidad de vida, debido a las mutaciones menores causadas por la presencia del individuo humano. Aun en estas mutaciones menores hay un salto en la conciencia. El núcleo es como una abertura que se hace en la conciencia animal por los impactos que surgen de los contactos humanos. Cuando el núcleo ha logrado suficiente fortaleza se separa del seno de la conciencia en la cual ha existido hasta entonces.

Es entonces cuando un nuevo vehículo de conciencia es construido alrededor de él. El núcleo es como una nueva cualidad funcional que construye un organismo apropiado para sus necesidades e imperativos. El núcleo de la conciencia humana creado en un alma-grupo animal por la presencia del Hombre sirve como un punto de partida para la construcción de un nuevo vehículo — el vehículo humano — en el cual la nueva conciencia pueda ser convenientemente albergada. Cuando el núcleo se separa de su morada animal, entonces llega el gran acontecimiento de la individualización.

 Puede notarse aquí que el nuevo impulso de conciencia debe preceder a la construcción de un nuevo vehículo dedicado a la expresión de esa conciencia. No es que el vehículo sea construido primero y que después descienda a él el impulso vital. Así, si el vehículo Búdico del Hombre ha de ser construido, debe producirse la recepción del impacto búdico dentro de la conciencia de la mente. A menos que se forme un núcleo dentro de la mente, el vehículo de Buddhi, o la Intuición, no puede ser oreado. Y el núcleo es el resultado de mutaciones que traen hacia la mente humana los impactos de una dimensión superior de existencia.

Es, por tanto, de suprema importancia, que el animal debe entrar en contacto con las influencias humanas, si es que ha de emerger del alma-grupo como un individuo. No es suficiente que el animal permanezca al lado de un cuadro, o una fotografía, o una imagen de) individuo humano. Una representación pictórica de un hombre no puede crear los factores necesarios para la formación de un núcleo. Es esencial el contacto viviente con el Hombre, si es que el animal va a abandonar su alma-grupo. Pero no to

dos los animales responden a las influencias humanas. De hecho, los grandes gigantes del mundo animal, las unidades más aptas de la vida animal, difícilmente se preocupan por las influencias humanas. Es el animal sensible — probablemente sin éxito como animal — el que responde al afecto humano. Así, es el animal in— trascendente, el inadaptado al ambiente animal, que posee un elemento de inestabilidad creadora, el que responde a las influencias humanas.

El contacto viviente del Hombre proporciona impulso tras impulso de una nueva conciencia, de modo que dentro del animal se crea un núcleo o centro de conciencia humana. El animal es iniciado en la vida humana, aunque un cuerpo humano apropiado puede tener existencia sólo a su debido tiempo.

Pero, una mutación psicológica, que conduce a la individualización espiritual del Hombre, sigue el mismo proceso, es decir, la formación de un núcleo y, más tarde, la construcción de un nuevo vehículo. Esta mutación psicológica puede tener lugar solamente cuando el individuo humano hace contacto con un nuevo rayo de la Realidad— o con un orden superior de conciencia.

Una vez más, un cuadro o imagen de esta Realidad no puede servir a este propósito. Un hombre debe llegar a un contacto viviente con la Realidad, o la Verdad, o un Maestro, si él ha de marchar hacia la individualización espiritual. Esto es posible solamente si él muestra en su naturaleza psicológica esa inestabilidad creadora que es un factor esencial en todas las mutaciones.

Solamente en esta condición es posible un salto en la conciencia, abriendo para el Hombre nuevos senderos de pensamiento y acción. Todos los pensamientos y acciones originales emanan de esta condición, porque la mente es transparente y, por tanto, no produce obstrucción para el pase de la luz. Todas las mutaciones psicológicas pueden tener lugar sólo en la transparencia de la mente.

Solamente cuando “la facultad pensante está en tensión y, sin embargo, no piensa”, es que llega súbitamente un nuevo pensamiento o un nuevo modo de acción que la mente consciente nunca hubiera producido como producto de sus cogitaciones. Todos los grandes descubrimientos en los predios del pensamiento científico o metafísico; todas las obras maestras del arte; todas las acciones de una naturaleza pura y sublime son los productos de las mutaciones psicológicas.

Ellas llegan en momentos de discontinuidad. Exactamente como el significado y el propósito de la evolución física deben ser encontrados en las mutaciones, el secreto de la evolución psicológica ha de ser descubierto en las brechas o intervalos en la conciencia. Digamos, una vez más, que es en la discontinuidad — y no en la continuidad — donde puede encontrarse el significado de la Evolución. Margaret A. Anderson, escribiendo bajo el título “Biología Evolutiva” en el libro Dónde se  encuentran la Teosofía y la Ciencia, afirma:

Podemos ver el principio de la Discontinuidad actuando a nuestro alrededor. En las cosas espirituales, la iniciación es exactamente uno de estos cambios repentinos, una expansión en el lado de la conciencia.

 
La Teosofía Moderna habla del Gran Plan. Es innecesario decir que este Plan ha de verse claramente sólo en las mutaciones, donde la Naturaleza trabaja libremente sin ninguna interferencia de la mente consciente. En la transparencia de la mente es donde puede ser percibida la dirección de la Naturaleza. Cooperar con el Plan, es en verdad, ver y moverse en la dirección indicada por la Naturaleza.

Y como tal indicación es posible sólo en las mutaciones, estos saltos en la conciencia son de importancia fundamental. De hecho, ellos contienen la clave para la comprensión del Plan. Tratar de comprender el Plan en términos de continuidad es perder la dirección por la cual se mueve la Naturaleza. Donde el principio de continuidad se pierde, allí uno ve invariablemente la emergencia del conflicto de dos voluntades : la voluntad de la Naturaleza y la voluntad del Hombre.

Todas las pruebas y tribulaciones del Hombre en el campo evolutivo, surgen a causa de este conflicto. Si solamente toma en consideración este principio de la discontinuidad y percibe la dirección de la corriente evolutiva a través de las mutaciones, será capaz de “ayudar a la Naturaleza y trabajar con ella”. Anticipando así los pasos de la Naturaleza, será capaz de acelerar el movimiento de la Evolución.

          Todo el concepto de las mutaciones, que hemos discutido ampliamente, revela un hecho importante, y éste es la significación del individuo. En los reinos de la continuidad evolutiva, la unidad individual de vida está a merced del ambiente; es solamente una parte de la colectividad general. Pero ese no es el caso en relación con las mutaciones, porque las mutaciones surgen sólo en el nivel individual y nunca en una escala de masa.

Su influencia sobre la masa es debida a las nuevas características heredables transmitidas por un organismo cambiado. Así, es el individuo quien modela la colectividad de la vida, y no en la forma opuesta, como se cree comúnmente. Esta función creadora o revolucionaria del individuo es visible tanto en las mutaciones físicas como en las psicológicas. Como quiera que la mutación es el factor dinámico en la evolución, sin el cual la corriente evolutiva se estancaría, la función del individuo se hace en verdad más significativa. Solamente a través de los individuos son posibles los cambios fundamentales en los niveles biológico y psicológico.

En términos de variación, el individuo tiende a hacerse más y más insignificante; justamente una parte del esquema general. Pero en términos de mutación, el individuo asume una importancia tremendamente dinámica, porque él es el punto significante para la iniciación de nuevas líneas del movimiento evolutivo.

         Puede ser interesante señalar aquí que el gran físico, James Clark Maxwell, ha mencionado en sus memorias un hecho notable, extraído de los estudios científicos, que tiene un significado sobre este concepto de la función significativa del individuo. Dice él:

         Aun en el mundo físico hay momentos imprevistos, cuando una pequeña fuerza puede producir no un pequeño resultado conmensurable, sino uno de mucha mayor magnitud. . . Toda existencia por sobre cierto rango tiene puntos singulares: mientras más elevado sea el rango, más numerosos son ellos. En estos puntos, influencias cuya magnitud física es demasiado pequeña para ser tomada en consideraciónpor un ser definido, pueden producir resultados de la mayor importancia.

Esta teoría del punto singular es la que parece operar en todas las mutaciones, ya sean físicas o psicológicas. Las mutaciones nos indican que un individuo, que de otra manera no tendría importancia, asume un tremendo significado bajo condiciones de inestabilidad creadora. Ocurre aquí algo a través del individuo, que él, por sus propios esfuerzos, nunca hubiera sido capaz de orear. Lewis Mumford, en su libro La Conducta de la Vida, dice:

… en intervalos, en agudos momentos de crisis. . . la personalidad humana puede producir un efecto fuera de toda proporción a sus poderes físicos, exactamente como un pequeño cristal-semilla, echado en una solución saturada, puede causar que toda la masa asuma una forma cristalina similar.

Estos intervalos o momentos críticos son quebraduras en la continuidad, en las cuales solamente pueden producirse los cambios cualitativos o mutaciones. El momento de la inestabilidad creadora es caracterizado por la total soledad, y es solamente en la soledad donde es posible la creación. La renovación y la revitalización de la Vida es posible solamente en estos intervalos. Luz en el Sendero dice: “La pausa del alma es el momento de la maravilla”.

Es el momento de la maravilla, porque tiene lugar un suceso misterioso durante esta pausa; un acontecimiento que no puede ser explicado en términos de continuidad. Es un acontecimiento de tan gran magnitud que en relación con él es difícil decir si “la gota de rocío resbala dentro del océano brillante” o si el mar ha entrado en la gota de rocío.

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