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Quizás ya hayas leído o escuchado sobre el neurocientífico mexicano Dr. Jacobo Grinberg, quien fue pionero en el estudio de la conciencia. Estudió psicología en la UNAM (Universidad Nacional Autónoma de México) y luego viajó a Nueva York en 1970 para estudiar psicofisiología en el Brain Research Institute, donde obtuvo un doctorado enfocado en los efectos electrofisiológicos de los estímulos geométricos en el cerebro humano.
A su regreso a México, fundó un laboratorio de psicofisiología en la Universidad Anáhuac. A fines de la década de 1970 instaló otro laboratorio similar en la UNAM y en 1987 fundó el Instituto Nacional para el Estudio de la Conciencia (INPEC), financiado por la UNAM y el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt).
Entre otros fenómenos, Grinberg realizó estudios de lo que llamó el “potencial transferido” (correlaciones cerebro-cerebro) en su laboratorio de la UNAM, e investigó a diferentes chamanes mexicanos, siendo Bárbara Guerrero (Pachita) la más conocida en México.
Desarrolló una teoría de la conciencia a la que denominó “Teoría sinérgica”, y escribió más de 50 libros (algunos se han traducido a 7 idiomas) y también publicó artículos en revistas revisadas por pares [2-6]. Su repentina desaparición en diciembre de 1994 sigue siendo un misterio, que ha sido muy bien descrito en el documental de Ida Cuellar “ El secreto del Dr. Grinberg ”.
La teoría sinérgica está en estrecha relación con la teoría del orden implicado del físico David Bohm, que concibe el espacio como un mar holográfico de potencial infinito .a partir de la cual se despliegan los fenómenos que entendemos como cosas físicas -el orden que se hace explícito-.
Esta matriz holográfica plegada conforma el “pre-espacio” o el Enrejado, como lo acuña Grinberg. El cerebro interactúa con este entramado ya partir de esta interacción, la realidad perceptiva tal como la conocemos aparece como resultante final del procesamiento cerebral; es decir, objetos, colores, formas, texturas, olores. La realidad tal como la percibimos, no son los estímulos, sino el resultado de procesos extremadamente rápidos que ya han tenido lugar a través de la interacción.
La realidad se crea como el producto final de un proceso cerebral y, una vez creada, tiene una existencia real. Lo que estamos percibiendo a través de todos nuestros sentidos, es el producto final de un procesamiento cerebral, que una vez que está ahí, adquiere existencia real, pero existe como conciencia, no como materia. Esta interacción con el cerebro distorsiona el campo y emerge el experimentador/experiencia.
El campo o entramado preespacial no tiene ninguna cualidad de experiencia por sí mismo, hasta que ocurre la interacción y el entramado se distorsiona.
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