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Bautismo e iniciación masónica de Primero y Tercer Grado.

Bautismo e iniciación masónica de Primero y Tercer Grado

¿Que es el bautismo esoterico?

El bautismo es un rito de iniciación presente en diversas tradiciones religiosas y espirituales, incluidos el cristianismo, el judaísmo y el gnosticismo. A nivel esotérico, el bautismo representa un proceso de purificación y renacimiento espiritual en lugar de un mero ritual externo.

En el esoterismo, el bautismo es considerado un símbolo de la transición de la persona desde un estado de conciencia limitado a uno más elevado y consciente. El agua utilizada en el bautismo simboliza la purificación, la limpieza de las impurezas espirituales y la disolución de las ataduras terrenales.

El bautismo esotérico es visto como una iniciación en la que el individuo muere simbólicamente a su antigua vida y renace en una nueva vida de crecimiento y transformación espiritual. Este proceso de renacimiento puede implicar el despertar de la conciencia, la activación de energías internas y el desarrollo de habilidades espirituales.

En el gnosticismo, por ejemplo, el bautismo es considerado un paso esencial en el camino de la realización del Ser y la unión con la divinidad. Al experimentar el bautismo esotérico, el individuo se libera de las limitaciones del ego y se abre a la sabiduría y la guía espiritual.

En resumen, el bautismo esotérico va más allá de la simple práctica ritual y representa un proceso de purificación y renacimiento espiritual que puede llevar al individuo a una mayor comprensión y conexión con su verdadera esencia y propósito en la vida.

Bautismo en iniciaciones masonicas

Hay grandes semejanzas entre los ritos de Ingreso a la Masonería como aprendices y la Exaltación al Grado de maestro. Ambos son pasos por las Puertas de la Muerte. Y una vez hecho ese tránsito se obtiene la visión de una realidad trascendente. Estar en el gabinete de reflexiones rodeado de símbolos mortuorios es equivalente al estar dentro de la tumba esperando la resurrección.

La diferencia es el motivo de esa muerte. En los profanos que aspiran a ingresar es una muerte para alcanzar un nivel de conciencia nuevo, una Gnosis que se completa en el segundo grado. Y en el caso de la Exaltación es una muerte que resulta de la encarnación de un ideal, de la personificación de un Héroe mítico como Jesucristo u Osiris, o Krishna, identificado por Hiram, para vincularlo más directamente con la tradición constructivista salomónica.

Y desde luego la maestría masónica es la puerta de los misterios mayores, que permiten ya no solo el renacer en Cristo, como lo hace la iniciación del primer grado. Su objetivo es más alto. Es la visión o contemplación del Rostro eterno del Padre, y la unificación con El. Esas etapas están representadas en el mensaje final de las 7 iglesias del Apocalipsis. “Al que venciere le dare que se siente conmigo en mi Trono, así como yo he vencido y me he sentado con Mi Padre en SU TRONO”. En el reino de Dios no hay más que UN TRONO. (Apoc. 3,21).

San Pablo es quien directamente relaciona el Bautismo con un ritual de muerte y resurrección, y no un mero renacer a la vida del Espíritu como hace el capítulo 3 del Evangelio de Juan. Lo que no significa que esos conceptos sean contradictorios. Pues en verdad son complementarios.

Veamos la Epístola a los Colosenses, 2,12: SEPULTADOS CON ÉL EN EL BAUTISMO, EN EL CUAL FUISTEIS TAMBIEN RESUCITADOS CON ÉL, MEDIANTE LA FE EN EL PODER DE DIOS QUE LE LEVANYTO DE LOS MUERTOS.

Veamos ahora el evangelio de San Juan, 3,3-7: RESPONDIO JESUS Y LE DIJO: DE CIERTO, DE CIERTO TE DIGO, QUE EL QUE NO NACIERE DE NUEVO, NO PUEDE VER EL REINO DE DIOS. NICODEMO LE DIJO: ¿Cómo PUEDE UN HOMBRE NACER SIENDO VIEJO? ¿PUEDE ACASO ENTRAR POR SEGUNDA VEZ EN EL VIENTRE DE SU MADRE, Y NACER? RESPONDIÓ JESÚS: DE CIERTO, DE CIERTO TE DIGO QUE NO NACIERE DEL AGUA Y DEL ESPÍRITU NO PUEDE ENTRAR EN EL REINO DE DIOS. LO QUE ES NACIDO DE LA CARNE, CARNE ES, Y LO QUE ES NACIDO DEL ESPÍRITU, ESPÍRITU ES. NO TE MARAVILLES DE QUE TE DIJE: OS ES NECESARIO NACER DE NUEVO.

Es evidente que el rito del Bautismo y el rito de iniciación masónica son ceremonias de Nuevo Nacimiento. En un caso el agua y en el otro caso el gabinete de reflexiones es el vientre de la madre, y emerger del agua y salir de ese cuarto de meditación y entrar por el primer portal al templo masónico es nacer o renacer espiritualmente o entrar en el reino de Dios o en el Reino de la Luz, pues según la primera epistola de Juan 1,5 DIOS ES LUZ Y NO HAY TINIEBLAS EN EL.

No en vano los antiguos padres de la iglesia decían que el Bautismo era un Sacramento o de un Misterion de Iluminación y es el motivo de que al niño recién bautizado se le entrega un cirio encendido con la Luz de Cristo.

Y el propio san Pablo en la epístola a los Efesios 5,14 dice: DESPIÉRTATE TU QUE DUERMES, Y LEVANTATE DE LOS MUERTOS, Y TE ALUMBRARA CRISTO.

Así queda claro que espiritualmente hablando, los profanos están dormidos en un estado de muerte y despertar o levantarse de ese sueño es ver la luz de la Divinidad o la Luz del Verbo Eterno. Por eso se puede afirmar que el ritual de iniciación masónica y la exaltación al grado de maestro masón son dos caras de la misma acción iniciática. La cámara del medio no es distinta a la contemplación de la luz que realiza en el alma del neófito y de los arquetipos celestes que se obtiene al final del tercer viaje simbólico. Cuando se le saca la venda de los ojos.

La exaltación es en realidad una vivencia de refuerzo del compromiso del secreto y un esfuerzo dramático por ENCARNAR el ideal de la maestría masónica en la conciencia del iniciado.

Por eso mismo los presbíteros de la iglesia cuando son consagrados por el obispo se tienden en el suelo con los brazos cruz antes de que se les otorgue la sagrada unción y la capacidad de ejercer el sacerdocio de Melquisedec. Así entienden de un modo más vivido que esta crucificados con Cristo y puestos al servicio de Dios y de los hombres.

Y desde luego, en la iglesia primitiva el tiempo de preparación para el Bautismo era de tres años, y al final de ese tiempo de prueba, el obispo hacia una serie de siete exorcismos al catecúmeno, en el sábado santo, previo al bautismo, que se haría la salida del Sol del Día Domingo de Resurrección.

Así esta costumbre de la espera de tres años que se pasaban fuera de la Iglesia bajo la observación de Obispos y de Presbíteros, previa al Bautismo, se transfirió al interior de las logias, de manera que los iniciados de primer y segundo grado se preparaban por tres o cinco años para su exaltación al grado de Maestro, que pretende hacer participar al Masón de la gloria de la inmortalidad y del estado de Conciencia del Cristo Resucitado.

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