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El Lenguaje simbolico de las religiones

El Lenguaje simbolico de las religiones

Ya en el mundo Occidental sabemos bien lo que pasa cuando los textos sagrados se interpretan al pie de la letra: siglos de atraso y estancamiento del progreso científico hablan claro de que dichos textos no fueron escritos para ser interpretados al pie de la letra. ¿Entonces, como deberían ser entendidos?

Un Oriental lo tendría claro y nos respondería: con el lenguaje de la conciencia. Por lo tanto, antes de comenzar a estudiar el esoterismo Bíblico, permítanos el lector hablar brevemente del lenguaje simbólico o lenguaje de la conciencia, usado en los textos sagrados de esas primeras civilizaciones espirituales de la humanidad, cuando todavía las luces de la razón no habían deslumbrado al ser humano y este veía claramente con los ojos de la intuición allí donde hoy para nosotros solo hay oscuridad…

El dragón, el unicornio, la serpiente, el águila, los titanes, gigantes, el sol y la luna, el caos, el fuego y el agua, el circulo, el laberinto, el triangulo, la cruz con sus variadas manifestaciones (la cristiana, egipcia, esvástica, el “lauburu” vasco, etc.), los números 3, 4, 7, 9, 12, 13, la pirámide, la montaña, la luz y las tinieblas, etc. etc., etc., como decíamos se encuentran por todos los lados del planeta hasta el punto de haberle hecho creer al notable psiquiatra Karl Gustav Jung en la existencia de un “inconsciente colectivo”.

Pero en vez de darle el término de “inconsciente colectivo” como hizo el eminente psiquiatra, es más claro hablar de la “conciencia” y del “lenguaje de la conciencia”, entendiendo por “Conciencia”, ESO que está más allá del intelecto, ESO que nos hace ser “conscientes” de nosotros mismos y del mundo que nos rodea, ESO que es la verdadera naturaleza del ser humano, más allá del cuerpo y de la mente, y que naturalmente no es entendido ni aceptado por la psicología positivista de estos tiempos, aunque que no por ello deje de ser una evidente realidad que cualquiera puede comprobar por sí mismo.

Y es la conciencia la que se manifiesta a través de ese “lenguaje de la conciencia” o lenguaje de símbolos cuando el proceso razonativo se detiene, como por ejemplo en los sueños, en la meditación, o en los éxtasis místicos.

Y así podemos entender que las civilizaciones del pasado que alcanzaron un alto grado de desarrollo espiritual nos dejaron una serie conocimientos y verdades, transmitidas a través de ese lenguaje simbólico universal, que es independiente del tiempo, de la época o del lenguaje local, y comprensible solo por aquellos que hayan logrado “el despertar de la conciencia”, a través de eso que se ha llamado en el esoterismo, la “Iniciación”.

Por esta razón, en esas culturas ancestrales (Egipcia, Griega, Maya, Azteca, Hebrea, China, etc.) existía un lenguaje común para todo el pueblo, y un lenguaje ritual especial, simbólico, usado solo por la casta sacerdotal, los “Iniciados” y los “Hierofantes” (del griego “hieros”, sagrado, y “phairos”, explicar, manifestar, es decir, “los que entendían el lenguaje sagrado”). Era un lenguaje simbólico para una mente con una forma de pensamiento de características intuitivas, difícil de encontrar hoy en día con nuestra forma intelectual de pensar.

Un lenguaje alegórico puesto que hacía referencia a ideas y conceptos experimentables solo con los “sentidos del alma”, a diferencia del lenguaje común que hace referencia a lo que experimentamos con los sentidos físicos, y que llegó casi hasta nuestros días cuando todavía en la Edad Media los Iniciados Alquimistas hicieron uso de extraños símbolos, grabados y textos, para transmitir de nuevo a la humanidad una sabiduría espiritual que solo unos pocos pueden entender.

No fue un lenguaje como lo entendemos hoy en día con un alfabeto y una gramática concretas, sino el sabio uso de una serie de símbolos e imágenes entrelazados en unos mitos y leyendas capaces de transmitir por generaciones una serie de verdades fundamentales para el desarrollo y progreso espiritual del ser humano.

Es verdad que con el paso de los milenios algunos símbolos y mitos sufrieron alteraciones y adaptaciones a las diferentes culturas, pero para el que estaba “despierto” y sabía leerlos, el trasfondo continuó siendo el mismo.

Así y solo así debemos entender los textos sagrados que se encuentran en el origen de las primeras civilizaciones, y así y solo así debemos entender las enseñanzas de los grandes Maestros que han pasado por la Tierra. De lo contrario, interpretando el mundo espiritual literalmente como han hecho los teólogos y antropólogos de los últimos siglos, solo han añadido más confusión e hipótesis equivocadas sobre el mundo espiritual y la razón de ser de las religiones. Por eso es ya hora de poner un poco de Luz en medio de tantas tinieblas, es hora de volver a saber lo que nos están diciendo realmente la Biblia y los textos sagrados de la antigüedad.

En ese lenguaje simbólico está escrito el Antiguo Testamento, y en ese lenguaje de símbolos y parábolas predicó Jesús el Nuevo Testamento. Es ridículo que tantas gentes rechacen hoy los textos sagrados en general y la Biblia en particular solo porque aparentemente está llena de contradicciones e incongruencias relativas a la creación del universo y del hombre, cuando todo lo que ahí hay escrito tiene un significado esotérico, y nunca pretendió ser una verdad literal ni un tratado de ciencia materialista.

Como es igualmente ridículo que los pastores y fieles de las diversas sectas Cristianas pretendan aceptar esos textos como verdades literales, y al no resistir un análisis lógico, digan que hay que aceptarlos como “dogmas de fe”, sin darse cuenta de lo absurdo de esta postura y las nefastas consecuencias que conlleva.

Así que si en verdad tenemos el anhelo de conocer los misterios, de resolver el enigma de nuestra existencia, hay que buscar esas claves que nos permitan desentrañar el sentido de esos relatos, mitos, parábolas y enigmas que constituyen la base de las diversas religiones en general, y el Cristianismo en particular. Necesitamos el CONOCIMIENTO con mayúsculas, la “Gnosis”2 de los antiguos misterios, la llave que nos permita penetrar a fondo en las enseñanzas que los grandes Maestros y Profetas han transmitido una y otra vez a la humanidad.

 

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