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Pelicula Fuerzas Ocultas online (1943)
Reliquia Historica

Fuerzas Ocultas: Una Mirada Controvertida a la Masonería y el Esoterismo

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Fuerzas Ocultas: Misterios, Masonería y Propaganda en el Cine

El cine ha sido, desde sus inicios, una poderosa herramienta para contar historias, explorar temáticas profundas e incluso influir en la percepción de las masas. Entre las películas que han desatado controversia por su contenido y contexto histórico se encuentra Fuerzas Ocultas (Forces occultes), una producción francesa de 1943 que examina los misterios de la masonería bajo una lente cargada de ideología. Aunque a primera vista parece una obra cinematográfica sobre rituales y simbolismo, esta película tiene un trasfondo político que no se puede ignorar.

Dirigida por Jean Mamy bajo el pseudónimo Paul Riche, Fuerzas Ocultas aborda la historia de un joven parlamentario que, atraído por la promesa de poder, conocimiento y conexiones, decide unirse a una logia masónica. Su experiencia en este entorno se convierte en el eje central de la trama, llevando al espectador a un mundo donde los rituales, el simbolismo y las jerarquías despiertan tanta fascinación como inquietud. Sin embargo, lo que podría haber sido un drama introspectivo o un thriller esotérico se revela como una obra de propaganda antimasónica.

Un contexto histórico cargado de tensiones

Para comprender plenamente Fuerzas Ocultas, es necesario situarla en su contexto histórico. La película fue producida durante la ocupación alemana de Francia en la Segunda Guerra Mundial. En este período, el régimen nazi no solo combatió a los aliados en el campo de batalla, sino que también llevó a cabo una guerra ideológica. Entre los blancos de su propaganda estaban las logias masónicas, a las que acusaban de conspirar contra los intereses del Tercer Reich.

En este contexto, Fuerzas Ocultas se convirtió en una herramienta diseñada para desacreditar a la masonería, presentándola como una entidad corrupta y manipuladora. Jean Mamy, el director, colaboró con los ocupantes nazis para crear una obra que reforzara los prejuicios antimasónicos de la época. Este acto no quedó sin consecuencias: tras la liberación de Francia, Mamy fue juzgado y ejecutado por su colaboración con los nazis, lo que convirtió a la película en un testimonio oscuro de las decisiones éticas y políticas tomadas bajo presión o convicción personal.

La trama: Una inmersión en los misterios de la masonería

La película sigue al personaje principal, un joven parlamentario francés que, en su búsqueda de progreso y poder, es introducido en el mundo de la masonería. Al principio, la promesa de pertenecer a una sociedad secreta con conocimientos exclusivos y una red de influencias parece atractiva. Sin embargo, a medida que se adentra en este universo, comienza a percibir intrigas y dinámicas de poder que despiertan su desconfianza.

El filme representa con detalle dramatizado las ceremonias de iniciación masónica, los rituales y el simbolismo que han sido objeto de fascinación y especulación durante siglos. Las escenas están diseñadas para evocar misterio, pero también para sembrar dudas en el espectador sobre las intenciones y actividades de la masonería. Aunque los detalles rituales pueden captar el interés de quienes estudian la simbología masónica, es importante señalar que la representación está claramente influenciada por la intención propagandística de la película.

Simbolismo y conspiración: elementos centrales

Uno de los aspectos más destacados de Fuerzas Ocultas es su uso del simbolismo. Desde los compases y escuadras hasta el uso de gestos y palabras clave, la película presenta una iconografía que ha estado asociada con la masonería durante siglos. Sin embargo, lejos de explorar estos elementos como parte de una tradición filosófica o espiritual, los enmarca en una narrativa de conspiración.

La masonería, a lo largo de la historia, ha sido objeto de sospechas y teorías conspirativas. En Fuerzas Ocultas, estas teorías se convierten en el núcleo de la trama. Se insinúa que las logias masónicas tienen una agenda oculta que trasciende fronteras nacionales y que sus miembros están implicados en actividades que amenazan el orden social y político. Este enfoque refleja no solo el pensamiento de los propagandistas nazis, sino también un miedo generalizado hacia lo desconocido y lo secreto.

Cine como herramienta de propaganda

Una de las lecciones más importantes que ofrece Fuerzas Ocultas no tiene que ver con su trama, sino con su contexto como herramienta de propaganda. Durante la Segunda Guerra Mundial, el cine fue utilizado por ambos bandos como medio para influir en la opinión pública. Los nazis, en particular, produjeron películas destinadas a reforzar su ideología y desacreditar a sus enemigos percibidos.

Fuerzas Ocultas no es una excepción. Su representación de la masonería está diseñada para alinearse con la narrativa antisemita y antimasónica del régimen nazi, que veía en estas instituciones una amenaza a sus planes de dominación. La película utiliza recursos cinematográficos como la iluminación, la música y los ángulos de cámara para crear una atmósfera de suspenso e inquietud, reforzando el mensaje de que la masonería es peligrosa.

Una obra polémica con un legado oscuro

Tras la liberación de Francia, Fuerzas Ocultas fue rápidamente condenada. Su director, Jean Mamy, fue juzgado y ejecutado en 1949 por su colaboración con los nazis, y la película cayó en el olvido, considerada un ejemplo de cine propagandístico más que una obra artística legítima.

Sin embargo, con el paso del tiempo, ha despertado interés entre historiadores y estudiosos del cine, no tanto por su calidad cinematográfica, sino por lo que revela sobre el uso del arte como herramienta política. Fuerzas Ocultas es un recordatorio de cómo el cine puede ser utilizado para moldear percepciones y cómo las narrativas cargadas de prejuicios pueden perpetuar estigmas y desinformación.

Ver más allá de la narrativa

Para quienes estén interesados en el esoterismo, la masonería o la historia del cine, Fuerzas Ocultas ofrece una oportunidad única de análisis. Más allá de su trama, la película es un ejemplo de cómo las instituciones esotéricas han sido representadas en la cultura popular y cómo estas representaciones pueden ser distorsionadas por intereses políticos.

Es importante abordar esta obra con un enfoque crítico, reconociendo tanto su impacto histórico como sus limitaciones como fuente de información sobre la masonería. Aunque puede resultar fascinante para algunos espectadores por su ambientación y simbolismo, su intención propagandística la aleja de ser una representación objetiva o precisa de la masonería.

En última instancia, Fuerzas Ocultas nos invita a reflexionar sobre el poder del cine para influir en las percepciones y sobre la responsabilidad que conlleva utilizar el arte como medio de comunicación. Más allá de su controversia, la película es un testimonio de un período turbulento de la historia y un recordatorio de cómo las ideas pueden ser manipuladas a través del lente de la cámara.

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